miércoles, 15 de septiembre de 2010

Reflujo Infantil


Es tan común que un lactante regurgite después de comer que es considerado casi como algo normal. Algunos bebés lo hacen en forma habitual, otros no tanto. Algunos dejan escapar una pequeña porción de leche como si hubieran comido de más mientras otros presentan copiosos vómitos.
En la parte inferior del esófago hay una parte más estrecha (llamada esfínter esofágico inferior). Este funciona como una especie de "válvula", que se abre para permitir el ingreso del alimento hacia el estómago, cerrándose luego para impedir la salida del contenido del mismo. Cuando esta "válvula" no funciona correctamente, tanto el alimento como parte de los jugos gástricos que existen en el estómago, suben por el esófago, pudiendo inclusive llegar a la boca.

En los lactantes es más notorio, ya que -como su nombre lo indica- están alimentados sólo con leche y, como todo líquido, tiende a "subir" más fácilmente que los sólidos.

El reflujo puede estar ocasionando:
* Por que la "válvula" (esfínter esofágico inferior) no funciona en la forma adecuada (60% de los casos).

* Por que el esófago no puede eliminar por completo el líquido regurgitado.

* Por un aumento de la cantidad de juegos gástricos.

El reflujo también puede deberse a una inmadurez del aparato digestivo del bebé, la que aproximadamente a los 6 meses de vida se corrige espontáneamente. Esto ocurre en la gran mayoría de los casos y es debido a que en este momento el bebé comienza con dietas más sólidas (ya no recibirá sólo líquidos), su esófago comienza a crecer y adquiere la habilidad de mantenerse en una posición más erguida (antes de los 6 meses pasa la mayor parte del tiempo acostado).

El vómito no es el único indicador de reflujo. Muchos chiquitos son víctimas de reflujo y ni siquiera manifiestan regurgitaciones; esto no está asociado con el grado de reflujo que puede tener.

Existe una serie de síntomas asociados que nos hacen sospechar su presencia. Es sumamente importante detectar en forma precoz cuándo un niño tiene reflujo gastroesofágico, para actuar rápidamente y evitar las consecuencias irreversibles que ocasiona. El estómago tiene un revestimiento que lo protege de los ácidos que contiene, pero el esófago no tiene ninguna protección, y por este motivo el reflujo -que generalmente es ácido- puede llegar a causarle serias lesiones.

Cabe resaltar que en niños de hasta 6 meses de vida es posible tratar el reflujo simplemente modificando la frecuencia de la dieta o a través de cambios posturales.

No hace falta que el chico vomite o tenga regurgitaciones, es suficiente que el jugo gástrico llegue hasta el esófago para desencadenar los síntomas descriptos.

Algunos de los bebés que padecen reflujo pueden presentar apneas, es decir que por momentos ven interrumpida su respiración. En estos casos se debe hacer un seguimiento muy intensivo del paciente, ya que la apnea puede ser considerada como un factor predisponente de la Muerte Súbita.

Los factores que pueden provocar apnea son muchísimos y generalmente muy difíciles de diagnosticar, siendo el reflujo gastroesofágico una de la pocas variables que se pueden evaluar en los niños que tienen apnea.

¿Cómo se diagnostica?

El reflujo es una alteración funcional. Lo primero que se debe descartar entonces es que el niño no tenga una alteración anatómica, para la cual se debe analizar la integridad anatómica del esófago, de la "válvula" y del estómago.

Para llegar a un diagnóstico se puede efectuar un estudio radiológico (seria radiológico de transito esofagogastroduodenal), y es necesario que el pequeño ingiera una sustancia de contraste a través de un biberón para lograr una correcta visualización.

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