Cuando se corta el cordón umbilical, queda un muñón que luego se seca, sana y generalmente se cae al cabo de una a tres semanas. Mientras el cordón está sanando, se lo debe mantener lo más limpio y seco posible. Con el fin de mantener el cordón seco, se debe bañar al bebé con esponja en lugar de sumergirlo en una tina con agua.
Se debe vigilar el cordón umbilical por si hay infección. Esto no ocurre con frecuencia, pero cuando lo hace, puede diseminarse con rapidez. Los signos de infección son:
- Secreción amarillenta y mal oliente del cordón
- Enrojecimiento y sensibilidad de la piel alrededor del cordón
Otro de los problemas poco frecuentes es el sangrado activo, el cual generalmente ocurre cuando el cordón es halado demasiado pronto. Debe permitirse que el cordón se caiga de manera natural, incluso si sólo pende de un hilo. En el sangrado activo, cada vez que se limpia una gota de sangre, aparece otra gota. Se debe llamar al médico de inmediato si el cordón en efecto sangra de manera activa.
Algunas veces, en lugar de secarse por completo, el cordón forma un granuloma, que es tejido cicatricial de color rosado. Este granuloma drena un líquido amarillento y claro. Esta afección generalmente desaparece en alrededor de una semana; pero de no ser así, es posible que el pediatra deba quemar (cauterizar) el tejido de granulación.
El muñón del cordón umbilical del bebé debe sanar y caerse para cuando el bebé tenga 8 semanas. Si este muñón permanece por más tiempo, puede haber un problema con la anatomía o el sistema inmunitario del bebé. Se debe consultar con el pediatra si el muñón no se ha secado y desprendido para cuando el bebé tenga dos meses de edad.
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