Aunque los niños tienden a pensar que los animales son juguetes, tratándoles como a sus propios peluches, y llevándose algún susto como respuesta; es cierto, que los beneficios que pueden aportar las mascotas a los más pequeños son muy numerosos:
• Los niños que crecen con una mascota intensifican su sentido de la responsabilidad, y respeto a los animales, a la vez que desarrollan un carácter más abierto y receptivo.
• Constituyen un complemento importante para el desarrollo de los niños, tanto desde el punto de vista físico como afectivo.
• Las mascotas estimulan la afectividad, la sensibilidad y la generosidad del niño, y contribuyen a que sean más sociables.
• Desarrollan la autoestima de los pequeños y ayudan a establecer relaciones de confianza con otros seres humanos.
• En niños con problemas psicológicos o emocionales, la mascota puede conducirles al mundo real; un ejemplo de ello es la terapia asistida con animales en niños autistas, que aumenta su respuesta social.
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