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miércoles, 4 de febrero de 2009

Limites frente a los berrinches


Es un tema de autoridad, no de autoritarismo Un niño de alrededor de dos años, responde bien si siente confianza en el adulto que pone ese límite, aunque lo desafíe.
El reto o la penitencia es una forma de castigarlos por lo que hicieron que no siempre los ayuda a entender porque se portaron mal o desobedecieron. Solo los para por un rato. Obedecen sin comprender.
No tenemos dudas de poner un NO rotundo, cuando está en riesgo la vida o la integridad física de nuestros hijos. Con aparatos eléctricos, lugares abiertos agresiones físicas.
La tenemos muy clara y ellos nos creen.
Pero frente a otras situaciones nos ponemos más dudosos, y ahí se producen los caprichos y los berrinches. Cuando el adulto duda ante el NO que pone, los chicos responden de esta manera, portándose mal, angustiándose.
Cómo lo manifiestan?
No quieren irse dormir, se niegan a comer o les resulta muy difícil estar tranquilos, se encaprichan por cualquier motivo. Pegan o pellizcan todo el tiempo, o se auto agreden.
Alrededor de los dos años, los niños tienen inmensos deseos de independizarse, de ser autónomos como a la vez de seguir siendo bebés. Por eso a veces se comportan tan mal que nos confunden.
Entonces aparecen los caprichos, para asegurarse de que los tenemos presentes todo el tiempo. Como una necesidad de llamar nuestra total atención. Y a la vez intentan hacer cosas que aún no pueden.

Tener en cuenta estas sugerencias que pueden ayudar a prevenir los caprichos:
Conocer y respetar sus horarios sus rutinas, los rituales que los ayudan a entender que hay momentos para cada cosa que se esperan y saben que llegaran.
Ej: el momento de alimentarse, de ir a dormir, de darse un baño, de jugar, les permiten aprender a comprender la noción de tiempo y que todo no es ya, aquí y ahora.
Es importante saber que primero el LÍMITE los enoja pero luego los tranquiliza.

Algunas pautas a tener presentes en todo momento:

  • Probar y conocer cual es nuestro límite de tolerancia.
  • Firmeza: Sin golpes ni castigos físicos o psíquicos. No se aprende por humillación; de ese modo sólo se los somete y se los lastima.
  • Mostrarnos seguros pero con afecto y hablándoles mucho.
  • Coherencia entre papá y mamá.
  • No dar dobles mensajes.
  • Ofrecerle alternativas posibles que si pueda realizar.
  • Respetar su enojo sin necesidad de intervenir. Acompañándolo y dándole tiempo para que se le pase.
  • Ser concretos.
  • Cumplir y sostener lo que decidimos.
  • Ser constante en la puesta de límites.
  • Poner un "NO" claro.
  • Limitarlos estando nosotros tranquilos, sin gritos.
  • Anticiparles cuando algo va a terminar o cuando no queremos que haga determinada cosa. Nuestra conducta y actitudes como padres serán el modelo y la forma en la cual comprenderán que esperamos de ellos. Y desearán responder a esa expectativa por el amor que nos tienen. Aprenderán así, poco a poco a socializarse, a crecer como personas autónomas, libres, con normas y reglas incorporadas para poder compartir y convivir en la sociedad que les toca vivir Si nos manejamos con premios y castigos, solo lograremos un adiestramiento, pero no un verdadero aprendizaje que los ayude a ser felices y libres.
Fuente: Planetamama

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